sábado, 16 de febrero de 2013

ELICURA CHIHUALAF NAHUELPAN, POETA, Kalu Tatyisavi



Lenguas originarias
Por Kalu Tatyisavi
 
columna-lenguas-56.jpgCon “Un saludo azul desde Kechurewe”, Elicura Chihuailaf Nahuelpan (Kechurewue, Chile, 1952), nos envió varios poemas, en el número 52 de Periódico de poesía, correspondiente al mes anterior, aparecieron dos de estos poemas en “Inéditos”, aquí comento tres de los poemas enviados por el poeta mapuche.

Hablar de Elicura es resaltar el silencio y la reflexión, es decir, el reposo de la palabra y su expresión en el tiempo como filosofía y pensamiento acumulado de su nación mapuche, su palabra destaca el cosmos como totalidad y el ser humano como parte, uniendo lo espiritual con lo terrenal, lo invisible con lo visible.
Este pensamiento que las Ancianas y Ancianos acumulan por su edad y convivencia con el entorno y por el contacto cotidiano con la naturaleza, este conocimiento que se genera cuando se observa el ciclo del agua, la sabiduría que se adquiere en la lectura del sol y que se plasma en el diálogo con la tierra, así, se dan cuenta que son seres  temporales y que hay que vivir en armonía.

¿Qué diferencia hay entre el poeta mesoamericano Nezahualcoyotl y Elicura? El poeta texcocano decía: “¿Es verdad, es verdad que se vive en la tierra? ¡No para siempre aquí: un momento en la tierra!”. Ahora, Elicura dice: “La Belleza, ese transitorio temblor/ que interrumpe el diálogo entre nuestro/ espíritu y nuestro corazón/ para convertirlo luego en coros sublimes/ que dan sentido a nuestro breve transitar/ por la Tierra”. La Belleza con mayúscula, como fuerza y búsqueda, con su ambivalencia de vida y dolor, pero también la Tierra como fuerza dadora de alimento y color.
Elicura no necesita mayor presentación, es reconocido y conocedor, ha viajado por varios países del planeta llevando su palabra; él mismo se define como oralitor, el decir y la memoria de su pueblo ahora transformado en literatura, no porque éste sea superior, sino que aquello fue anterior. También, ha publicado varios libros y sus poemas han sido traducidos en varias lenguas, además, es músico y traductor a su lengua de Pablo Neruda.
Así, en sus poemas intenta la fusión y la restitución, el diálogo entre el cuerpo y lo externo, la completud y la unidad simultáneamente: “El cuerpo, dice:/ Yo soy el árbol condenado a ser/ un árbol sin raíz […] El Espírtu, responde:/ es bello tu canto y tan profundo/ como las raíces que te sostienen”. Esto lo dice en su poema El árbol de la ternura.

La nación mapuche, como todas las naciones originarias en lo que hoy es Latinoamerica dueron invadidas y masacradas por la modernidad europea desde el siglo XVI, hoy existe en esencia este proceso colonial, por eso, los mapuches resisten, reclama sus derechos, dicen, saben que su destino está entre sus manos, se aferran a su historia. Buscan la autodeterminación como una posibilidad para que sean ellos mismos quienes decidan su presente y futuro desde el asidero de su cultura y lengua.
Suele suceder que algún color se fija dentro de nosotros y es el filtro por el cual miramos la realidad, así parece suceder con el color azul en Elicura, quien abreva de la naturaleza y su inmensidad, en el azul del cielo, del agua y de la lejanía. Para él, sus poemas tratan de decir, son el reflejo, por eso: “Está[n] diciendo”, como concluye en dos de estos poemas. Me viene a la mente la fuerza de la imagen en la primera estrofa del poema La primavera de Pablo Neruda: “El pájaro ha venido/ a dar la luz:/ de cada trino suyo/ nace del agua”.

En su poema Luna azul, Elicura hace hablar a la luna que sueña con estar llena y conversa con la estrellas hasta el amanecer. Así es el ciclo para quien juega y palpa lo que sucede y existe a su alrededor, para quien concoce la fuerza de lo natural existente a su alrededor. En esencia es la restitución y el abrazo con uno mismo, porque somos caminantes en busca de un camino, somos seres capaces de apreciar el canto de los pájaros y del aire; el hablar milenario está en todas partes para quien sabe escucharlo y lo respeta, esto es lo que ha perdido el hombre contemporáneo y racional en su empeño de acumulación y dominación.

¿Qué más se le puede pedir a un poeta que no solamente es testigo de la lucha de su pueblo?


Kallfv kvyen mew

Vlkantulen amun
tranalen ñi Pewma
ti Apochi Kvyen mu
eypi ta Kallfv
    Kvyen mu:
Tripan ñi amuka am
ti pu wenu mvlechi
    rayen
Tripan ñi Gvtramkan
ti Wvnelfe egu
Pilerpun.


Luna azul

Cantando voy
recostada sobre
    mis Sueños
de Luna Llena
dice la Luna Azul:
Salí pues a vagar
entre las flores
    del cielo
Salí pues a Conversar
con el Lucero del Alba
Está diciendo.


Feyti wvlloñ poyen chi aliwen

Feyti kalvl, feypi:
Iñche tati Aliwen rumel ñi feleal
     geno folil aliwen geal
Rume azi ñi rayen, pigen
ka Ayiwvn mew fillantv ñi tapvl
    ayikaygvn kvrvf mew
Welu tati Aliwen rumel ñi aliwen
    geno folil geal
¿Feyti Newen Pvllv katrv rupaley
    ñi mogen mew?
Wezayawvn mu ta kvpan eymi mu
    gvmalen
Ayiñwen, pipiyeeyu: Re rumel
      femgeanew pifun ta eymi mu

Ti Pvllv, pi:
Mvna azy mi vl ka rume ponwi koni
ta mi nvnieetew chi pu folil reke
ka welu petu kvme azel lafimi
Allkvtuge ta Meli Witran Mapu
    ta afkaziniemu
Pewmaemu ta Kvyen, pewmaeymu
    ta Antv
Oo!, iñche ta rumel feleafulu eymi mew.


El árbol de la ternura

El cuerpo, dice:
Yo soy el Árbol condenado a ser
    un árbol sin raíz
Son bellas mis flores, me dicen
y con Ternura cada día mis hojas
    acarician al viento
Mas yo soy un Árbol que no desea
    ser un árbol sin raíz
¿Genechen* ha trazado de este modo   
    mi destino?
Por eso vengo hasta ti, llorando
Amor, te estoy diciendo: Sólo
    deseo la eternidad
    de tu regazo

El Espíritu, responde:
Es bello tu canto y tan profundo
como las raíces que te sostienen
y no alcanzas aún a comprender
Escucha cómo las Cuatro Tierras
    te acompañan
Te sueña la Luna, el Sol te sueña
Oo!, yo querría la eternidad
    de tu regazo.


Kvmeke az, fey ta rupakechi nvyvn

Pefalniyeel, Wenu lewfv fey chi Wenu Lewfv
tayiñ leliniyeetew ka gvnezuamkefiel
    llawfeñkchilelu, vkañkvlelu
fey tayiñ tuniyeetew chumgen:
    fey chi Pelom
Ka chi pekenoel, la ñi Nolgepeyvm
pewvtuniyelu –wechulael ñi kvzaw-
tayiñ pu llazken vl wvzamnentugemvm
Itro fill Mogen mew pikey tayiñ pu che:
rvf kom llemay pvntvlgepenoel, trvrkvleyelu
    geno pichikeñma niyelu ñi mogen
Kvmeke az mogen, fey chi mogen
Kvmeke az mvlen ta kom pvle, fill pvle
ka mvchayke tayiñ wenuñpvramafiel
trepelyefiliyiñ tayiñ kimpeyvm mew
    kvme az poyeafiel
kvmeke az ta ñi ayvwelaetew
(zuamtulaetew tayiñ kutrankawvn)
ñi gvren, ñi wvrwan, ñi vllum
feypikellen tayiñ pu Kushe / tayiñ pu Fvcha
Kvmeke az, fey ta rupakechi nvyvn
katrvkonkelu ga gvtramkawyem tayiñ
    pvllv egu piwke
pvrvmkechi llega kvme vl kvnukefi
kvme feleken mew ga lelpe rupaken faw
    tvfachi Mapu mew.


La belleza, ese transitorio temblo

En lo visible, Wenuleufv el Río del Cielo
que nos mira y es observado por nosotros
    sombras apenas, fugaces
embelesándonos en nuestra verdadera
    condición: la Luz
Y en lo invisible, el Balsero de la muerte
aguardando –para cumplir su oficio-
nuestros tristes cantos de separación
Itro fil Mogen dice nuestra gente:
la totalidad sin exclusión, la integridad
    sin fragmentación de todo lo viviente
La belleza del vivir, de la vida
La belleza que está en todo, en todas partes
y que podemos celebrar en cada instante
si despertamos todos nuestros sentidos
    para apreciarla
para disfrutar de sus colores
(que nos recuerdan también el dolor)
sus texturas, sus aromas, sus sabores
dicen nuestras Ancianas / nuestros Ancianos
La Belleza, ese transitorio temblor
que interrumpe el diálogo entre nuestro
    espíritu y nuestro corazón
para convertirlo luego en coros sublimes
que dan sentido a nuestro breve transitar
    por la Tierra.
 

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