La promoción de la lectura se burocratizó: Argüelles |
Con su nuevo libro penetra en la compleja industria editorial y la lectura
Como parte de la serie de libros en las que el escritor e investigador Juan Domingo Argüelles ha abordado la problemática del libro y la lectura desde distintos ángulos y perspectivas, llega a librerías su más reciente publicación, La letra muerta: tres diálogos virtuales sobre la realidad de leer (Océano, 2010), un breve texto en el que se reúnen tres extensas entrevistas con el autor y un epílogo que dan cuenta de la complejidad, los prejuicios y dificultades que encarna analizar un fenómeno que, como indica el propio autor, como actividad es “un verbo que no admite el imperativo”.
De hecho, una ventaja que no representa poco es la de que este volumen, en comparación con otros del mismo autor, es no solamente más breve sino –gracias a su formato– más conciso. La razón es simple, al tratarse de tres diferentes entrevistas celebradas con Juan Domingo Agüelles en tres distintas épocas y bajo enfoques particulares, eso permite que se transite por estas cuestiones a través de un lenguaje que facilita la aprehensión y comprensión (por otro lado, el propio escritor detalla en su texto introductorio que revisó las tres entrevistas y, además, favoreció la distribución de contenidos gracias a la segmentación de las mismas).
En especial, la tercera de ellas, con Gabriela Gutiérrez Galván (la primera y segunda entrevistas las sostuvo –respectivamente– con María José Bonacifa y Alejandro Zenker), resulta de interés por dirigirse, de entrada, al agreste terreno de la labor que realizan quienes ostentan el título de “promotores de lectura” y que, como en tantas otras áreas hacia donde dirige sus programas el poder público, se ve afectada por una burocracia excesiva y sus consecuencias en la dinámica cotidiana.
En este sentido, no sólo –aclara Argüelles– se trata de “desburocratizar” la actividad que lleva a cabo el promotor de lectura sino (y esto debido a múltiples razones de índole formativo, social, económicas, etc.) dejar constancia de que carecen, en la mayoría de los casos, “de verdadera pasión por lo que hacen” y, encima, realizan sus actividades “sin importarles demasiado cómo se hace ni qué se consigue verdaderamente”. Y, claro, no se olvide que lo que importa son los “resultados estadísticos” que se integran a “los informes administrativos y de gobierno”, bajo el imperio de confusos indicadores.
Ahora bien, este libro es mucho más. Lo mismo el interesado hallará soporte y orientación para acercarse o estudiar el asunto (“la realidad de leer”) a profundidad, como una orientación basada en la experiencia del propio autor y la –enorme– serie de testimonios de (escritores o no) lectores que, a lo largo del tiempo, han pervivido y dejado constancia de un hecho concreto: el mejor lector es aquel que encuentra placer en el hecho de hacerlo, vaciando de propósito (enaltecedor o no) el acto de leer.
Publicado el 3 de marzo de 2010 en La jornada de Jalisco
Vía: La Jornada de Jalisco. |
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