Cuando yo caiga, como fruto maduro del árbol de la vida,
dejadme allí mismo, donde yo caiga,
para que me abrace el sol y el viento y la luna,
que la vida me devore mordisco tras mordisco.
Ramón Sampedro
LIBERTAD
Seré gacela
cuando el arcángel de la vida aledaña
me libere en camastro y dolor.
Lunes o domingo
¿Qué más da?
Si soy víctima irremediable de esta condena.
Rosa adusta desdeñada
sin pigmento,
olvidada,
macilentas verjas
en lechos de silencio
adueñando mi sedienta espalda.
Renuncio a los grisáceos enseres,
al trono juzgado que me mata.
Ansío palpar mil gotas descansadas
bajo la fría lluvia,
fundiendo el rostro compungido
con herméticos cuerpos de fino esparto.
Y los puños se doblegan
en cárceles deshabitadas,
cuando avasallan pensamientos poéticos
entre vacilantes cosechas
de vida putrefacta.
¡Soy gacela!
¡Soy mar!
¡Soy libertad!
¡Soy paz!
Autora: Silvia
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