miércoles, 19 de febrero de 2014

EL CAMINO MOZÁRABE DE JESÚS SÁNCHEZ ADALID (reseña)

EL CAMINO MOZÁRABE, de Jesús Sánchez Adalid



DATOS PRÁCTICOS:


Título: EL CAMINO MOZÁRABE
Autor: Jesús Sánchez Adalid
Editorial: MR-Martínez Roca
Colección: MR Novela Histórica
ISBN: 978-84-270-3945-2
Páginas: 512
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta



El pasado 3 de enero recibí por correo esta novela, bajo la excusa más agradable que se me podía plantear: fue el libro que la suerte tuvo a bien facilitarme en la iniciativa delBloguero Invisible. Venía de parte de una bloguera a la que tengo mucho cariño,Carax, pues creo que tenemos gustos similares y coincidimos en muchas interpretaciones de las novelas que leemos, así que la alegría al ver el cruce de ejemplares fue mayúscula.

Por otro lado, tenía ganas de conocer la prosa del autor Jesús Sánchez Adalid, más que nada porque había leído muchísimas reseñas de su novela anterior, El mozárabe, todas ellas ensalzándola. Así que en cuanto he tenido la primera oportunidad, lo he devorado.


EL AUTOR:

Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1962), Tras licenciarse en Derecho por la Universidad de Extremadura, se trasladó a Madrid para cursar el doctorado en la Universidad complutense. Más tarde y durante dos años ejerció como juez, para después proseguir estudiando Filosofía y Teología y licenciándose en Derecho Canónig por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Todas sus novelas se han publicado con un éxito indiscutible gracias a sus dotes a la hora de transmitir sinceridad y claridad en sus argumentos, por la vehemencia de sus descripciones y por la precisión y el análisis de la documentación aportada con suma delicadeza. Son las siguientes:

- La luz del Oriente, 
- El mozárabe, 
Félix de Lusitania, 
La tierra sin mal,                                    
- En compañía del sol,
- El cautivo,
- La sublime puerta, 
El caballero de Alcántara, 
- Los milagros del vino y Galeón.
El alma de la ciudad.




ARGUMENTO:

Monasterio de San Estevo
Nos encontramos en septiembre del año 939 cuando la reina viuda de Gallaecia, Goto, ahora abadesa de la regla de san Benito de Castrelo de Miño inicia un viaje junto a otras once monjas –una de ellas es Aldara, su dama de compañía desde el momento de su proclamación y casi una hermana desde entonces, madre del mártir Paio, muerto a manos de infieles y enterrado en Córdoba- con destino al Monasterio de Santo Estevo para visitar a su tío, el abad Franquila.

Su primera intención es la de hacerle saber que el rey católico Ramiro II de León ha vencido al califa de Córdoba en una singular batalla. Pero no es el único motivo que le ha impulsado a trasladarse allí. La realidad es que desea obtener el testimonio de Hermogio, hermano de Aldara y también monje de ese monasterio, sobre los motivos por los que Paio fue martirizado quince años atrás, ya que en aquellos momentos el niño se encontraba con él. Pero el viaje ha sido en vano, dado que Hermogio se encuentra muy enfermo y en estado de delirio permanente. Así que decide retornar a su monasterio para descansar unos días antes de proseguir camino hasta León, -no sin antes acercarse al monasterio de San Pedro de Rocas para pedir consejo al abad, su gran amigo Gemondo-, con el objeto de comunicar al rey su intención de viajar a Córdoba para recuperar los restos de Paio y poder honrarlos como reliquias sagradas en Galicia.

Una vez en León, la reina Goto formará parte de la embajada que visitará Córdoba con intención de iniciar las negociaciones para conseguir la paz y otra comitiva saldrá de Córdoba con las mismas pretensiones. El camino será largo y dará pie a que ambas delegaciones descubran sitios, lugares y modos de vida diferentes a las suyas. Todo un mundo de contrastes que, sobre todo, nos ofrecerán a nosotros diferentes perspectivas de una época apasionante…




IMPRESIONES:

El camino mozárabe era el sendero utilizado por los cristianos que residían en territorio musulmán para peregrinar a Santiago de Compostela. Todos los mozárabes de Almería, Jaén, Málaga o Granada acudían a Córdoba y desde allí tomaban dirección Mérida para acceder a la Vía de la Plata (la antigua calzada romana construida por los romanos que llegaba hasta Astorga).
Tengo que reconocer que me daba cierta intranquilidad comenzar la lectura de esta novela sin haber leído la anterior, pues había leído en algún sitio que ahora mismo no recuerdo que era preciso conocer El mozárabe para entender esta, como si fuese una continuación. Quizás estén en lo cierto quienes lo hayan sostenido, pero a mi me ha dado la impresión que lo que se nos relata es una historia completa, sin un antes ni un después… aunque todo puede ser y más en literatura.
El libro se divide en dos partes bien diferenciadas no sólo por el rumbo que toma la historia, sino por la forma de narrarla: una en tercera persona, con narrador omnisciente y la otra de manera epistolar por dos personajes que se alternan, la reina Goto, que viaja con la embajada cristiana por un lado y Justo Hebencio, un sacerdote mozárabe que viaja con la comitiva cordobesa.
En la primera parte, asistiremos a los sucesos acaecidos tras la Batalla de Simancas, en el año 939, entre las huestes del rey de León, Ramiro II que vencieron a los musulmanes de Abderramán al Nasir (Abderramán III). También es verdad que no se trató de una guerra cualquiera entre adversarios, sino que los reinos del norte, reagrupados en la figura del rey de León, intentaron restablecer el orden anterior a la expansión árabe y recuperar la unidad hispánica después del declive godo, ya que fueron aquellos y sus luchas entre clanes quienes permitieron la entrada en la península de musulmanes y bereberes, para acabar asentándose en Al-Ándalus y proclamarse Abderramán III en Emir de Córdoba independiente de Damasco y el primer califa español con intención de mantener sus dominios y propagarse todavía más.
Tras la derrota, que no lo fue tanto ya que después de una semana de violentas escaramuzas entre ambos ejércitos los musulmanes se quedaron sin alimentos -tanto para ellos como para los animales-, el califa, aconsejado por el gran cadí Nadja ben Husayn, decidió batirse en retirada antes de caer por debilitamiento, convencido del inapelable daño causado al ejército cristiano. Y parecía que todo iba bien, hasta que cuando cabalgaban por terrenos abruptos, los cristianos volvieron a la carga, acabando despeñados la mayoría de ellos tras caer en unos profundos barrancos de los que no se habían percatado por no conocer el terreno.

Como consecuencia de todo ello, se intenta negociar la paz por ambas partes, incluido el sacar algún rendimiento por cada lado: en el caso de los cristianos sería el rescatar los restos de Paio, un joven martirizado en Córdoba y por parte del califa, algunos enseres personales abandonados tras la huida, en particular su preciado y sagrado Corán además de algunos objetos personales perdidos en la huida.

Por ello, una embajada cristiana dirigida por la mano derecha del monarca, el ministroMusa aben Rakayis y entre quienes se encuentra la reina Goto  parte hasta Córdoba con la intención de firmar la paz y recuperar los restos de Paio. Por otro lado, la embajada cordobesa se pone en camino a tierras cristianas con la intención de recuperar el Corán y los efectos personales que le fueron arrebatados al califa tras la huida.

Mº de San Pedro de Rocas
Los capítulos son cortos, por lo que la lectura se hace muy ágil. Es verdad que a mi me ha gustado mucho más la segunda parte, quizás porque en la primera confluían demasiado datos históricos que conseguían que la lectura fuese algo más densa. Lo que más me ha sorprendido, para bien, es la manera de narrar de Sánchez Adalid, ya que en ocasiones su prosa era más poética que otra cosa. Las descripciones son magníficas gracias a su estilo lírico que consigue impregnar el texto de magia. Puede que de la magnificencia de Córdoba en aquellos tiempos del esplendor del califato la inmensa mayoría seamos más  conscientes por ser unos de los destinos nacionales que acoge más visitantes demandantes de turismo cultural, pero a mi me ha sorprendido más la parte que se desarrollaba en Galicia, en particular cuando el autor nos transporta a la Ribeira Sacra, impresionante e incontenible, cuajada de monasterios y eremitorios a lo largo de sus abruptos ribazos y de impresionante belleza.
Uno de los aspectos que más me ha impresionado es su naturaleza pedagógica sin caer en lo moralizante; es decir, Sánchez Adalid compara dos culturas diferentes con distintas religiones, condenadas a entenderse al tener que cohabitar en un mismo territorio dividido. En medio de ambas, la Tierra de Nadie, lugar que es el fiel reflejo de lo que representa la devastación que lleva implícita la guerra sin cuartel.
Y esto nos permite comprender cuanto hay de leyenda y ficción en algunas de las circunstancias que siempre hemos considerado taxativas con respecto a aquella lejana época. Gracias al fondo y la profundidad de algunos de los personajes y de los sucesos vividos, podemos hacernos una idea precisa de aquel momento histórico.

CONCLUSIONES:
Una novela intensa, que se disfruta cada vez más a medida que vas leyendo y donde la trama te va envolviendo página a página. El carácter histórico está muy presente, pero hay otros aspectos que me gustaría destacar por lo que tienen de instructivo y que nos permiten convertirnos en testigos de las formas de hacer política en aquella época, las luchas de poder, las costumbres y modos de vida en aquella etapa, de la forma de entender la religión, en especial por parte de los mozárabes, sometidos a un pueblo eminentemente religioso ya que supieron obrar con la suficiente prudencia y cordura como para convivir en armonía con los agarenos.
También es un magnífico paseo lleno de contrastes a lo largo de la península, desde el legendario Finisterre hasta Al-Ándalus y viceversa, donde disfrutarás de unas descripciones casi de cine tanto de la esplendorosa Córdoba en todo su apogeo como de la idílica Galicia, pasando por otros lugares de semejante relevancia y vistosidad. 

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