martes, 11 de febrero de 2014

LA ESPERA, Amílcar Barca

LA ESPERA





En el sopor de la espera nos desencuadernamos,
los folios por su cuenta se desmayan
convertidos en tiempo o sucesión de instantes
y los ojos hipnóticos se pasean sobre abdómenes
y glúteos y nalgas y muslos y pantorrillas y cabezas
hasta que la boca incurre en el bostezo
y la imaginación se pierde en una caravana
hacia las memorias de lejanas dunas y menesteres imposibles.

En el sopor de la espera nos desesperamos
y exfoliamos las dudas capa a capa
siendo ya la epidermis transparente que recubre la mariposa de la voluntad
próxima a renacer cada vez que se abre la puerta o nos miran
y la luz nos apunta y se transforma en la flor del deseo
y una arena sutil casi ceniza cae sobre las techumbres y las testas
queriendo eternizarnos cual si fuéramos pompeyanos en el año 79
y entonces rompemos a volar inadvertidamente y nos confundimos con el viento.

Amílcar Luis Blanco (Fernández Murga, Félix, Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Estabia . . .)

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