lunes, 21 de abril de 2014

CON IMPRONTA DE MUJER: GUADALUPE AMOR (1918-2000), Liz Carreño




Poesía más de ideas que de metáforas, la de Guadalupe Amor se mueve bajo una estrella pitagórica. Y como la música de Bach, nada le falta y no le sobra nada. Es poesía cuya esencia pide un vaso esencial. Y así está, sostenida en su pura desnudez, como un astro en su luz infalible”.

Margarita Michelena

Hay mujeres que nacen bajo el cobijo de una estrella especial, una de ellas es Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein,  hija de  Emmanuel Amor Suverbielle y Carolina Schmidtlein García Teruel, una de las más importantes figuras de la poesía mexicana de la segunda mitad del siglo XX. Experta en la Décima, en sus poemas trataba temas metafísicos. Le escribió a Dios, la muerte, la soledad, la angustia, la nada. Sus influencias fueron Quevedo, Sor Juana y Góngora. Fue apadrinada poéticamente por Alfonso Reyes, quien se refirió a ella como un caso mitológico.

Pita, la menor de siete hermanos, dotada de una sensibilidad intensa en la piel, comenzó a disfrutar de la soledad desde muy pequeña y fue creando un personaje insólito y polémico en el que fue quedando atrapada para perpetuarlo en la memoria de todo aquel que la llegó a conocer.
“Casa redonda tenía
de redonda soledad:
el aire que la invadía
era redonda armonía
de irrespirable ansiedad.”(1)

Siempre gozó de una envidiable posición eco-nómica lo que le permitió formarse como una mujer caprichosa y extravagante, le tenía un considerable miedo a la oscuridad y conforme creció se convirtió en una bella adolescente que sólo ansiaba dejar el hogar paterno y ser adulta. Llegó a ser una de las mujeres más hermosas de México, no seguía los atavismos tradicionalistas de la época lo que la hacían ver  estrafalaria, al igual que sus vestidos escotados, mantones y capas; y que nunca usaba ropa interior ni medias.

“Soy vanidosa, déspota, blasfema;
soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;
pero conservo aún la tez de rosa.
La lumbre del infierno a mí me quema.”(2)

A los 18 años se fue de su casa y comenzó una vida en franca libertad, eran famosas las reuniones en su departamento donde asistían hombres que la pretendían, mujeres que la seguían y celebridades de la lengua escrita como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Elena Garro, Juan José Arreola, Pina Pellicer y José Revueltas.

De la misma forma fue motivo de inspiración para artistas importantes como Cordelia Urueta, Martha Chapa, Alfonso Michel, Raúl Anguiano, Roberto Montegro, Antonio Peláez, Juan Soriano y Diego Rivera, quien la pintó desnuda, lo que produjo gran escándalo en la familia Amor.

Las letras de Pita siempre estuvieron rodeadas de controversia y un ingrediente para desdeñar su poesía fue la excentricidad de su comportamiento, castigándola con un efímero reconocimiento a su talento literario, ignorando la representación lírica de las sensaciones íntimas y los  tormentos desde las más profundas regiones del alma de una mujer que se describía a sí misma como la más vanidosa y la más bonita y que  acostumbraba pasear desnuda el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, tan sólo cubierta con su abrigo de mink, “mis problemas personales son los mismos que mis problemas poéticos” confesaba Pita sonriente.

Siempre vivió con gran intensidad; su primer escándalo público fue a los 18 años al convertirse en amante de José Madrazo, un rico ganadero de 60 años, dueño de la ganadería de toros La Punta, con quien mantuvo una larga relación que abrió una época de provocación al mundo, situación que leemos en una estrofa de su primer poemario Yo soy mi casa donde forma una estructura entre el alma, el cuerpo, y el intelecto.

“De mi barroco cerebro
mi alma se destila intacta;
en cambio mi cuerpo pacta
venganzas contra los dos.
Todo mi ser corre en pos
de un final que no realiza;
mas ya mi alma se desliza
y a los dos ya los libera,
presintiéndolos ribera
de total penetración.”

Su forma de escribir levantó críticas severas y se decía que a Pita le escribían sus poemas, ya que era imposible que una mujer guapa, vanidosa, egocéntrica, superficial y fiestera, pudiera te-ner cabeza para escribir poemas que reflexionaran sobre el ser. Hasta que en 1951 en el pró-logo de la edición de Poesías completas, compuso un soneto a propósito de esa infamia:

“Como dicen que soy una ignorante
todo el mundo comenta sin respeto
que sin duda ha de haber algún sujeto
que pone mi pensar en consonante.
Debe de ser un tipo desbordante
ya que todo produce, hasta el soneto
por eso con mis libros lanzo un reto
"burla burlando, van los tres delante". (3)

Decide tener un hijo a la edad de 38 años pero se lo otorga en custodia a su hermana mayor, Carito, al sentirse incapaz de criarlo. Sin embargo,  Manuelito como se llamaba su hijo, de un año y meses de edad muere ahogado en aljibe, provocando una gran crisis en Pita; no deseaba ver a nadie, su vida personal se volvió silenciosa de un día para otro, se alejó y descuidó su aspecto físico.

El cansancio que tengo es infinito;
todo el dolor del mundo lo he probado;
un laberinto de ansiedad habito
y a tientas me revuelvo en lo intrincado.”

Reapareció en los ochentas, como una mujer insolente y arrebatada pero diferente. Después de diez años, decidió dar un recital en el Ateneo Español que tuvo un gran éxito. Recitó poesía mexicana, desde Sor Juana hasta Pita, pasando por Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Manuel González Montesinos, Alfonso Reyes, Enrique González Martínez, Renato Leduc, Xavier Villaurrutia, Ramón López Velarde y Roberto Cabral del Hoyo.

“¿Por qué me desprendí de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?”(5)


A pesar del estigma que acompañó a su poesía escribió más de 30 libros, entre los que destacan can : Yo soy mi casa (1946), Puerta obstinada (1947), Círculo de angustia (1948), Polvo (1949), Poesías completas (1951), Décimas a Dios (1953), Sirviéndole a Dios, de hoguera (1958), Todos los siglos del mundo (1959), Galería de títeres (1959) y Soy dueña del universo (1984). Murió sola, el 30 de mayo del 2000 en un largo silencio que la mantuvo en cama por más de dos años, pero acompañada de los fantasmas que siempre quiso olvidar; la soledad, el abandono y la muerte. Mujer brava que sin dejarse de nada y de nadie, se abrió paso en la tierra de los poetas; siendo ahora un recuerdo, como sus huellas plasmadas en la Zona Rosa donde solía asaltar con su bastón a los transeúntes ataviada como siempre con sus largos escotes y flores en la cabeza…

“La poesía es la esperanza y la desesperanza al mismo tiempo; pero en mi caso, al escribirla, ya no me pertenece: me es ajena”. Guadalupe Amor


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(1) Yo soy mi propia casa.
(2)  Letanía de mis defectos.
(3) Como dicen que soy una ignorante.
(4) Círculo de angustia.
(5) ¿Porque me desprendí?





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