miércoles, 23 de abril de 2014

ENSAYO DE UN CRIMEN de Luis Buñuel

ENSAYO DE UN CRIMEN, de Luis Buñuel

"No se le puede procesar por haber deseado la muerte de alguien, no tendríamos más trabajo los jueces, si eso tuviéramos que perseguirlo… el pensamiento no delinque amigo mío". (Ensayo de un crimen)


Sobra decir que Don Luis Buñuel figura por derecho propio como uno de los más brillantes directores de todos los tiempos. Irreverente y subversivo, su cine es una amplia experiencia estética. Forjado de una imaginación extraña, su obsesión por la muerte, el mundo onírico y su espíritu crítico fueron algunos de los ingredientes que hicieron de Buñuel un genio universal 
"Ensayo de un crimen"(1955) es una película a medio camino entre la comedia negra y el drama psicológico donde Buñuel flirtea con el psicoanálisis para desglosar, sin soberbia pero con firmeza un rosario de obsesiones y traumas personales. Basada en la novela homónima de Rodolfo Usigli -escribió esta novela para denunciar el caos social producido tras la fallida revolución, y como la clase dominante sólo se preocupaba por enriquecerse- narra la historia de una obsesión. Archibaldo de la Cruz es un burgués acomodado de mediana edad y de reputación intachable, que un día se acusa ante un juez de ser el responsable de una serie de asesinatos cometidos a lo largo de su vida. 
Partiendo de una estructura de flash back, Archibaldo explaya un catálogo de detalles sobre su carrera criminal, la cual tiene una peculiaridad que la diferencia de otras: ser un asesino vocacional no consumado. Asegura matar con el pensamiento. Un modus operandi tan infalible con inexplicable; le basta desear la muerte de una mujer para que ésta muera por alguna causa ajena, antes de que él pueda ejecutar su criminal objetivo.



Se trata de una cinta muy personal, con una gran profundidad psicológica y de extraordinaria lucidez en sus alusiones. Además ha engendrado un personaje inolvidable que sufre de personalidad escindida y que siente una responsabilidad extrema en los designios que llevan a estas mujeres a la muerte. Introvertido, emocionalmente inmaduro y retraído, Archibaldo lleva desde su infancia, su obsesión a cuestas como alguien marcado a fuego. El erotismo y el fetichismo se van filtrando en la trama como si se tratase de la luz de un sol decadente que deja atravesar una cortina deshilachada. Su fascinación por el sonsonete de una vieja caja de música y su culto por la muerte nacen a partir de un infortunado suceso del que es testigo en su infancia. 
En plena agitación revolucionaria del México de principio del siglo XX y tras haber recibido una reprimenda por parte de su institutriz por no haber hecho bien sus deberes, el protagonista siente por vez primera la rabia y el rencor. Ella, que se ha acercado a la ventana para seguir los disturbios que se están produciendo en la calle cae fulminada por una bala perdida, en una escena perturbadora en la que la mujer yace muerta en el suelo con la falda levantada descubriendo la parte superior de los ensangrentados músculos. Esta imagen le acompañará durante el resto de su vida. Y aunque se siente irremediablemente culpable, la muerte y el placer fetichista se convertirán en una ley de atracción, con una eficacia semejante a la ley de la gravedad.



Aunque narrativamente es más convencional que otras cintas, formalmente posee destellos del mejor Buñuel. Cada movimiento de cámara son de una precisión admirable y el blanco y negro, plagado de contrastes y claroscuros, resultan perfectos para enfatizar esa mente perturbada. 
Lo que el aragonés quiso evidenciar, en su opacidad, en su mitomanía, en su brillante independencia y buen hacer nunca desprovista de ironía, fueron la degeneración y depravación de una burguesía decadente víctima de su vanidad y ensimismamiento. El vicio corrompiendo la virtud. En la escena donde dialogan un sacerdote, un militar y un comisario deja patente sus ideas sobre esos tipos llamadosintelectualesBuñuel sostenía: "una película, salvo que sirva para pasar el rato, siempre debe defender y comunicar indirectamente la idea de que vivimos en un mundo brutal, hipócrita e injusto. La película debe producir tal impresión en el espectador que éste, al salir del cine, diga que no vivimos en el mejor de los mundos."
Para muchos cineastas, "Ensayo de un crimen" posee un atractivo especial que los motivó a rendirle homenaje. Pedro Almodóvar utilizó imágenes de esta película en una escena de "Carne trémula" (1997) para establecer un paralelismo entre Archibaldo -el criminal frustrado- y Víctor -el enamorado frustrado. En 2004, Alex de la Iglesia también le haría su personal homenaje en "Crimen ferpecto".

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