jueves, 3 de abril de 2014

EL ARTE ASIMÉTRICO DE LA ESCRITURA, Xavier de Tusalle


El arte asimétrico de la escritura 


Escribir es un arte asimétrico y la vida un desafío impar. Ambos confunden la realidad y buscan reflejos ocultos en los espejos. 
Siempre hay algo más detrás de lo obvio. 
Es imposible traducir el lenguaje ignoto de la república de las emociones, de las ideas y las sensaciones. Pero el escritor lo intenta y, por ello, reinventa el mundo, construye el lenguaje y reinterpreta la realidad. 
Un juego de locos. Una necesidad de ebrios saltimbanquis jugando con el deliquio de sus plumas de colores. 
Sin embargo, no existe una razón, no hay un motivo, todo es pura farsa y simulación. 
Los seres humanos, en general, no estamos satisfechos con la república de la realidad, pero los escritores, en particular, sospechamos de manera fehaciente que nos han sido robadas algunas de sus mejores páginas. Y queremos reinventar el orden y el caos sobre páginas blancas goteadas por estrellas negras para regodeo de los dioses de la inspiración y las musas del artificio. 
El escritor penetra el lado efímero de los sueños en su pirámide de la soledad. Oye el rumor de olas de un mar lejano, sospecha que existen continentes por descubrir plagados de piratas cuya única bandera es la incertidumbre atrincherada en los ámbitos recónditos de la imaginación. 
Todo escritor es un pirata a la búsqueda de la isla del tesoro, oculta en la profundidad de su cerebro que se ramifica hasta la laguna lunar de su corazón. 
Allí comienzan los sueños y las pesadillas. 
El escritor resbala por la cueva del conejo hasta el país de las maravillas construido con palabras, se alza contra los molinos de viento y explora los ángulos obtusos nombrando la ficción con las prótesis diversas de la realidad. Sigue las huellas de siete enanos en un campo inmaculado inmenso, donde la nieve se transforma en fuego. Y, cuando despierta, el dragón todavía está allí. 
Se afana en un palacio donde un rey se duerme y sus vasallos se fugan, se sumerge en un jardín donde los cerezos muestran flores azules y se maravilla ante los reflejos del sol sobre una ciruela roja. 
Escribir es vivir otra vida. Tal vez la vida desde un punto de vista inconcreto aunque perfectamente delimitado por la holganza de la imaginación que reconstruye los odiosos vacíos que nos perturban. 
Siempre hay algo más detrás de lo obvio. 
Pero, si eres escritor, como un mosquito enfurruñado, tarde o temprano descubrirás que escribir es un arte asimétrico e imposible y la vida un desafío impar, que ambos confunden la realidad y buscan reflejos ocultos en los espejos, y que el lenguaje de las estrellas es oscuro e incierto. 
Encontrarás al auténtico escritor en la frontera que los demás, graciosamente, llaman locura. 
Siempre hay algo más detrás de lo obvio. 


© Xavier de Tusalle 

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