miércoles, 13 de agosto de 2014

DIOS FUE EL PRIMER PERIODISTA, Itapunta.com

“Dios fue el primer periodista”

Cuanta le leyenda que en algún principio mejor hubo un hombre y una mujer. Sus días pisando la tierra fueron un reloj derritiéndose, un invento siniestro; su tiempo fue culpa, incertidumbre y fascinación. He aquí su historia:
Dios fue el primer vigilante. Vio el baile primitivo de las pupilas que se dilataban al contacto frenético de la sangre y los cuerpos traspirados, vio la sustancia, la memoria sobre piel, vio el amor debajo de la mesa y el desengaño de las manzanas y la rutina.
Vio y creó. Dios hizo a Adam y a Eva. Nadie sabe si los imaginó antes o fueron el revés de un milagro maltrecho.  Contrario a lo que se cuenta, fue a Eva a quién hizo primero y de su cuerpo brotó el hombre y junto a él, la música y el polvo. Es por eso que la mujer es el único ser capaz de adolecer que otro cuerpo salga de ella, es la que crea y habita.
Hastiados  por el  ultraje de comerse a sí mismos como hacen las víboras, Eva y Adam quisieron un mundo creado a su imagen y semejanza, una tierra lejana y anárquica donde consiguieran evocar la risa sin sentir la vergüenza y la osadía de estar condenados al poder. Allí, entre el desencanto y el anhelo: la realidad. Dios, excitado y neurótico, contempló el desorden espectacular  que había creado y sintió el deseo de ser participe.
Desde su panóptico paradisíaco los observaba con lupas y cristales. Narró la historia por millones de años para liberar su obsesión y sus gustos corrompidos.  Se la contó en el oído a algunos vagabundos. Ellos la escribieron en un libro que después se hizo muy popular y que yo alguna vez perdí y olvidé deliberadamente. Contó esa Fábula desvirtuándola por resentimiento y fue en ese desagravio donde se sintió, por fin, humano. Transparente y extraviado conoció dios la miseria compasiva de verse al espejo y  rogarse a sí mismo otros cambalaches y humos.
Silencioso y altivo, escribió sobre la belleza de la carne que tanto quiso tener. Fue el primer mentiroso, el primer espectador, el primer periodista. Contó la realidad según sus ojos, según sus amarguras y desde entonces todos sabemos, incluso él, que la verdad es una mentira.

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