Striptease
Entré al privado del la sex shop, me acomodé en la butaca completamente excitado, con mano temblorosa me aflojé el nudo de la corbata, me llevé la bebida a mis labios, el tequila con limón recorrió mis visceras y mis ojos se agrandan en la obscuridad lujuriosos. Yo, como único espectador me dispongo a disfrutar de un desnudo artístico. Entoces, se ilumina un minúsculo escenario, se escuchan los primeros acordes de un danzón muy conocido en México y apareces tú. Iniciando un baile por demás sensual, lleno de movimientos lentos, atrevidos, procaces, una falda negra inmediatamente voló por los aires, quedaste en blusa blanca y medias, liguero, zapatos negros de tacón alto. El relicario (así se llama la melodía) seguía sonando a capricho de tan voluptuosa mujer... la candente música se pega a tu cuerpo y te incita a deshacerse de los zapatos, la blusa sale por tu cabeza en gracioso movimiento y llega hasta mi cara, roja como la grana de inocultable dicha, en rápido movimiento la quito, no sin antes darle un beso (a la blusa) que me sabe a sexual fetiche. Continuo con toda mi atención en tus contoneos "al compás del relicario". La melodía seguía y las prendas fueron cayendo una a una, mientras la luz destaca tu armonía física, mi pantalón, a duras penas contiene un bulto que lucha por salir a escena. Finalmente en sublime acto, te quitas la tanga y la música llega a su fin. La luz del
escenario se apaga y tu coqueta al fin, llegas a mi. A terminar lo que empezaste con tu erótica, con tu caliente provocación, claro yo me rendí ipsofacto a tu decisión...
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