Literatura
Sofía G. Buzali se
sumerge, a través de una biografía novelada, en el mundo de una escritora que
luchó para dejar su adicción al alcohol, que fue pareja de alguien 40 años
menor y que, en sus libros, retrata la soledad femenina.
Daniel Cisneros
Sofía G. Buzali
acaba de poner en circulación la biografía novelada Marguerite:
intensidad y dolor de una vida (Lumen), donde aborda tanto las
abundantes creaciones literarias como las cinematográficas, los amores, la
soledad, la dependencia alcohólica y, en general, el drama personal que
envolvió el andar por el mundo de Marguerite Duras (Vietnam, 1914-Francia,
1996).
“Desde que leí sus
novelas El amante y Un dique contra el Pacífico, Marguerite
Duras me sedujo por su forma de narrar y se convirtió en una de mis escritoras
preferidas –nos dice Sofía G. Buzali–. A partir de ahí cualquier libro que
sacaba estuvo en mis manos. Dicha fascinación por su obra me llevó a escribir
esta biografía novelada sobre ella.”
Otras de las
novelas de Marguerite Duras son Moderato cantabile, Los caballitos de
Tarquinia, La impudicia y El marinero de Gibraltar:
—Los temas que
motivan sus primeros libros son su infancia, su vida en Indochina y la relación
con su madre. Pero, poco a poco, va encontrando aquello que regirá toda su
escritura: un mundo donde aparecen mujeres que, independientemente de que estén
casadas, solteras o enamoradas, se mantienen inmersas en una soledad que las
orilla a beber, fumar o a conocer hombres en bares.
Marguerite Duras
también se desarrolló como directora de cine. De hecho, algunos de sus filmes
son Los niños, El camión, Días enteros entre las ramas y Noche
negra en Calcuta:
—En un momento dado le proponen adaptar al cine sus libros Un dique contra el Pacífico y El amante. Pero cuando los filmes salen no le gusta la manera en que manejan a los personajes. Entonces opta por hacer sus propias películas. Es así como diseña un lenguaje cinematográfico en el que hay erotismo y, muchas veces, ausencia de diálogos para que sobresalga la imagen o la música.
—En un momento dado le proponen adaptar al cine sus libros Un dique contra el Pacífico y El amante. Pero cuando los filmes salen no le gusta la manera en que manejan a los personajes. Entonces opta por hacer sus propias películas. Es así como diseña un lenguaje cinematográfico en el que hay erotismo y, muchas veces, ausencia de diálogos para que sobresalga la imagen o la música.
¿De qué manera su
biografiada se volvió dependiente del alcohol?
—Ella llegó a
mencionar que tomaba cerveza desde muy joven –responde Sofía G. Buzali-. Sin
embargo pienso que no es que en alguien se genere una adicción, sino que ya se
tiene una personalidad adictiva. De tal suerte que, al igual que en el caso de
Marguerite, se utiliza el alcohol como una fuga emocional para sobrevivir.
¿Qué significó para
ella ser internada en un hospital donde le realizaron una desintoxicación
alcohólica?
—Estuvo internada
en tres ocasiones y, seguramente, debió haber sido muy difícil porque
enfrentaba luchas tremendas para dejar el alcohol. En algunos momentos lo logró
y, en otros, no pudo. Y aunque constantemente recaía, nunca abandonó la escritura
que, de algún modo, la impulsaba a seguir adelante.
Finalmente, ¿cómo
fue la relación amorosa entre esta escritora y Yann Andréa Steiner?
—Me impresionó
demasiado esta relación porque me dije: “Es una mujer libre que posee el valor
de estar con alguien bisexual que, además, es 40 años menor”. Él se enamora de
ella por la forma en que escribe. Y a pesar de que viven momentos de gran
felicidad, también llegan a tener muchos conflictos.
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