miércoles, 18 de junio de 2014

MARTINA CHAPANAY, Norma Segades-Manias

MARTINA CHAPANAY (*)


Hija de un cacique toba y una cautiva blanca, la cuyana Martina Chapanay, mulata, asaltante de caminos, oficial del ejército libertador, guerrera federal y policía, muere pidiendo limosna y confesión. Tenía 76 años.
Mogna-San Juan/Argentina (1874)

Como un espasmo breve en el cogote / o el nervioso ventear hacia la sombra que enciende sus temores, / que la alarma / hasta hacerla piafar sobre la arena / mi sangre fue una yegua sin sosiego / que galopó la luz de la distancia / desnuda y sudorosa, / embravecida por tanta libertad sobre su morro, / por tanta libertad bajo sus ancas, / por tanta libertad contra su pecho
cuando el miedo espoleaba los sentidos / hasta el confín de todos los pecados
y mi nombre a la orilla del camino / era el pan de los pobres, / era abrigo en las heladas noches del invierno
Hoy he venido a confesar mis culpas.
Porque el tiempo está cerca,
el tiempo llega / a exigir que le rinda mis baluartes,
que le entregue esta vida de miseria / apretada en la piel de los recuerdos.
Desde aquel día en que el oscuro toba / que me legó el perfil de su apellido / se desplomó junto a la tumba abierta / donde mi madre inauguraba el viaje / y me entregó a rigores polvorientos,
con lanza, / con cuchillo, / con machete,
a pie o montada, / el poncho como escudo / despené algunos hombres que enfrentaron / mi coraje de hembra en el combate, / mis opciones de hembra sobre el lecho,
mi integridad de hembra que no admite / ni un vestigio de indulto a las traiciones.
Los envié de regreso a los abismos,
a las fosas de llagas y vinagres / donde siempre es dolor / y no hay remedio.
Luché en muchos ejércitos. / Y todos / contaban con tu ayuda, / con tu anuencia, / con la complicidad de tus altares.
Ahora estoy aquí.
Soy la Martina.
He perdido la cuenta de mis muertos.

NORMA SEGADES-MANIAS
(*) Dedicado a María Rosa Lojo, a través de la cual conocí su presencia

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