miércoles, 5 de marzo de 2014

¿DE QUÉ COLOR ES LA SOLEDAD?, Claudia Rosenow

¿De qué color es la soledad?

¿De qué color es la soledad?
    CLAUDIA ROSENOW «Miss  104°F» nos da voces del contemporáneo, de su angustia existencial. De la zozobra que produce el desafecto y la huella lacerante que se acentúa con las miradas alrededor donde no aparece la única a la que se quiere pertenecer.


    Miss Blues 104°F, de Jaime Cabrera González, es un  de cuentos con y texturas que nos permite asomarnos a esa soledad que a aquel que ha entregado su corazón. Es un espacio donde se conjugan la nostalgia y la pérdida. Es una mirada íntima que explora el revés del amor, ese otro lado que alguna vez fue luminoso y que de pronto se convierte en oscuridad y contratiempos.
    En Miss Blues la soledad pesa; es una soledad de claroscuros; una soledad del que sigue sin nombre y con historia; es la soledad de la figura que regresa por su sombra; es la soledad de aquel que se quedó para describir su pena. Como dice el autor: “No tiene palabras que ofrecer a los recuerdos que quedaron flotando tras el golpe de una puerta que apagó el adiós sin despedida”.
    Tal como en el jazz, el sonido y fraseo revelan la personalidad de los protagonistas. Cada  posee la cualidad maravillosa de la improvisación y nos muestra los complejos matices que se desprenden del alma humana. Esta polifonía magistral nos lleva de un lado a otro del libro casi sin darnos cuenta. En ese sonido hay un piccolo que interpreta con sutileza el dolor que subyace bajo cada oración y sentimos la temperatura de la soledad.
    Estos personajes habitan la añoranza de lo vivido y sus biografías están tramadas por una soledad compartida, en solitario, en una ciudad imaginaria. Hablan de un Edén, paraíso perdido que dejaron atrás con sus nombres amados y sus calles queridas. Siguen a la espera de ese otro lado del espejo donde es posible la esperanza, el espacio donde poder resarcir su alma atropellada y alcanzar la fantasía.
    Pero todos ellos están suspendidos, colgados de un hilo invisible en el firmamento de tal manera que no puedan dar marcha atrás ni tampoco puedan avanzar hacia el futuro. Viven atados, inmóviles en un presente que se repite a día de una forma idéntica: los mismos pensamientos, las añoranzas, los recuerdos que taladran como lanzas, el no querer aceptar que la dicha es muy corta. Sin embargo, y aunque se resisten, en el fondo todavía les queda la ilusión.
    Desde el comienzo nos atrapan el melódico Ben Benny Benito y el impenetrable Mr. Steel; nos conmueven los sueños de Ángel y las torpezas de Carlitos; y nos sacude la desazón del peripatético “profesor” Jesse Lengua.
    El universo femenino de Cabrera González es una obra musical que nos acerca a los movimientos que la componen. Como en una sinfonía clásica cada una de las mujeres tiene su propio tiempo y . Para entenderlas hay que escuchar la sonoridad que las acompaña y descubrir su melodía.
    JCabrera-Gonzalez5El autor nos señala un calidoscopio de variantes: de la etérea “Miss Blues” a la volcánica Mirka; de la tradicional Cielito Lindo a “La Lupe”, a quien la define la búsqueda frenética del hombre perfecto; de Laila Detal que sólo existe para unos ojos que la piensan o  Sander que desafía las posibilidades de la sexualidad a Vicky Concepción que se convierte en la conexión de un hecho tétrico donde dos mujeres pierden la .
    Estos cuentos están situados en Altonia Beach y, a pesar de que cada uno tiene su propio ritmo, son argumentos entretejidos de una manera sorprendente a través de personajes que actúan, se asoman y desaparecen.
    La ciudad, que es a la vez refugio y telón, se transforma en un lienzo dispuesto a ser permeado por el color y la forma y los timbres donde sus protagonistas van dejando fragmentos de las pinceladas de sus vidas en la que no sólo se relatan sus experiencias, sino que permiten armar el mosaico completo con lo que otros dicen de ellos. Todos están bajo un mismo  de papel y tinta, lo cual hace que de alguna manera, en algún instante, se crucen ya sea en un sitio común, por una palabra o por una canción.
    Miss Blues 104°F nos da voces del hombre contemporáneo, de su angustia existencial. De la zozobra que produce el desafecto y la huella lacerante que se acentúa con las miradas alrededor donde no aparece la única a la que se quiere pertenecer. De la soledad que es como un vestido que se ha llevado puesto por tanto tiempo que se ha convertido en una segunda piel.
    En las páginas en que Cabrera González hubiera podido haber contado una simple anécdota sobre la ruptura de una relación amorosa, ésta se diluye ante la poesía. Miss Blues es una extensa oda en donde cada aparente final es solo un compás de espera. Dice el autor: “Algo así, parecido al largo recorrido de un desamor que va y vuelve como la vara de un trombón”. Y aunque el desencanto pueda ir acompañado de puntos suspensivos, en la gramática perfecta del corazón como en la física, el amor cambia y se transforma, pero nunca desaparece. Es cuestión de tiempo. Es cuestión de blues.
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    CLAUDIA ROSENOW es ciudadana del  mundo. Periodista, poeta, intérprete y traductora. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación, tales como la cadena Univisión y el diario El Nuevo Herald de Miami. Entre sus libros se encuentran los poemarios EscenasEn la intersección de las horas y Círculos concéntricos.


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