lunes, 10 de marzo de 2014

JULIO CORTAZAR: CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO, Maigualida Pérez

JULIO CORTÁZAR
100 Años de su nacimiento

Maigualida Pérez


Estos son años de celebrar  el trabajo de Julio Florencio Cortázar Descotte un escritor, traductor e intelectual que aunque nació en Bruselas, el 26 de agosto de 1914, era hijo de padres argentinos y como tal siempre fue considerado, el pequeño Cocó, le llamaba su familia. Él mismo decía: Mí nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia. Sus obras transitan en la frontera de lo real y lo fantástico. En una entrevista en México para la revista Plural el autor señalaba: Pasé mi infancia en una bruma de duendes, de elfos, con un sentido del espacio y del tiempo diferente al de los demás.

Fue un niño enfermizo y pasó mucho tiempo en cama, por lo que la lectura fue su gran compañera. A los nueve años ya había leído a Julio Verne, Víctor Hugo y Allan Poe. Solía además pasar horas leyendo el diccionario Pequeño Larousse. Leía tanto que su madre primero acudió al director del colegio y luego a un médico para preguntarles si era normal y éstos le recomendaron que su hijo dejara de leer al menos durante cinco meses y saliera más a tomar el sol. A los diecinueve años leyó Opio: diario de una desintoxicación de Jean Cocteau, libro que lo deslumbró  y se convirtió en su libro de cabecera, acompañándolo por el resto de su vida.

Julio Cortázar siempre estuvo sumergido en lo imaginario, poseía esa capacidad de niño de encontrarle sentido al sin sentido, de generar sensaciones a través de lo lúdico. Era un hombre solitario, enamoradizo y sensible que amaba el jazz. En una carta a Fredi Guthmann escrita en 1952 antes de viajar a París le cuenta: En estos días he estado distribuyendo discos en manos de mis amigos. Me parecía cruel y estúpido dejar los discos guardados, silenciosos, inútiles. Tuve que vender mi discoteca de jazz. Yo la había empezado en 1933, con mis primeros pesos. Realmente no sabía qué hacer, a mis amigos no les interesa el jazz. Vendí muchos, y los otros, los más queridos, los puse en manos que sabrán oírlos. Me gusta pensar que en algunas noches de Buenos Aires, música que fue mía, crecerá en una sala, en una casa y se hará realidad para gente a quienes quiero. Me llevo a París un solo disco entre la ropa; es un viejísimo blues de mi tiempo de estudiante que se llama Stack O´Lee Blues y que guarda toda mi juventud.

Los gustos literarios de Julio Cortázar eran muy amplios y sentía una especial atracción por los libros de vampiros y fantasmas lo que, debido a su alergia al ajo era motivo de bromas por parte de sus amistades. Igualmente sintió una gran admiración por la obra del argentino Jorge Luis Borges, una admiración que fue mutua a pesar de sus insalvables diferencias ideológicas. Por su parte, la traducción hecha por Cortázar de la obra poética en prosa, de Edgar Allan Poe, para la Universidad de Puerto Rico es considerada por los críticos como la mejor traducción de la obra del escritor estadounidense

En 1962 la Editorial Minotauro publicó la Primera Edición del Libro de Julio Cortázar Historias de Cronopios y de Famas, un libro imperdible. Una obra surrealista, pionera del microrrelato escrita a base de fragmentos donde el escritor definió a la humanidad entera en cronopios, famas y esperanzas. Es un libro difícil de definir en algún género literario, es, sencillamente, un dolor de cabeza para los estudiosos y una delicia para los que disfrutamos una buena lectura.

Aunque Cortázar se negaba a dar descripciones físicas de sus personajes, en las entrevistas sobre el tema el autor comparaba a los Cronopios con los poetas y los soñadores que viven al margen de las cosas. Los famas eran los individuos civilizados, gente formal que defiende un orden y las esperanzas son personajes intermedios sometidos a la influencia de los otros dos. Una vez le preguntaron  de dónde salió la palabra Cronopio y el autor sonrió y respondió: puedo explicar solamente la concepción, más no el significado, porque yo tampoco lo se.

En una entrevista a Emilio Fernández Ciccio, autor de El Secreto de Cortázar, por Martín Correa para la Revista Humor, el escritor señala que la idea de los Cronopios la tuvo Cortázar de un hombre al que admiraba llamado Francisco Musitani. Era un excéntrico total que vestía de blanco, que peleaba porque el pan viniera en bolsas de nylon y no de hilo y que se echaba sus propios orines si tenía una herida para que sanara más rápido. Este hombre vivió hasta los cien años.

En 1963 la Editorial Suramericana publicó lo que sería su mayor éxito editorial convirtiéndose en un clásico de la literatura latinoamericana: la novela Rayuela. Se vendieron cinco mil ejemplares en el primer año. Nos dice el autor: Escribía largos pasajes de Rayuela sin tener la menor idea de dónde se iban a ubicar y a qué respondían en el fondo.

Rayuela es un libro único, no se puede catalogar como novela, no es la historia de unos personajes, es la historia donde los protagonistas son los procesos que sufren los personajes. Son infinitos libros en uno, como nos advierte el propio autor antes de su lectura, pero además existen entre todas las lecturas posibles dos caminos a seguir: la lectura como libro convencional, si es que esta palabra se le puede aplicar a Cortázar (está claro que no), y la lectura alternativa. Su lectura  provoca un proceso en el lector que atrapa y obsesiona. Es un libro que cuando se lee transmite sensaciones. Es capaz de despertar emociones y sentimientos encontrados. Es uno de esos libros que son imposibles de olvidar, es una novela diferente, divertida, audaz y, sobre todo, innovadora.  Una novela donde el juego es la sustancia misma.

El Nóbel colombiano Gabriel García Márquez expresa acerca de Rayuela: Córtazar nos ha dejado una obra tal vez inconclusa, pero tan bella e indestructible como su recuerdo. Y a su vez el Nóbel peruano Mario Vargas Llosa comenta: Ningún otro escritor dio al juego la dignidad literaria que Cortázar, ni hizo del juego un instrumento de creación y exploración artística tan dúctil y provechoso. La obra de Cortázar abrió puertas inéditas.

Rayuela cuenta con traducciones en treinta idiomas diferentes. En China aparecieron versiones en mandarín de la pluma del académico Fan Yan.

Cortázar expresó: Yo creo que desde muy pequeño mi dicha y mi desdicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me fueran dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra madre era una madre y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba. En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas.

En París fue empaquetador de libros y consiguió el trabajo que lo mantendría durante años: intérprete de inglés y francés en la sede de la Unesco. Las mujeres que acompañaron la vida de Cortázar estuvieron siempre relacionadas con la cultura. Su primera esposa fue la traductora Aurora Bernárdez, hermana del poeta Francisco Luís Bernárdez. Ella fue una interlocutora eficaz decisiva de su obra y es, hasta hoy, la sólida albacea de su legado. Su segunda compañera fue la lituana Ugné Karvelis, una editora de la casa  francesa Gallimard que contribuyó a globalizar la obra del escritor y promovió su candidatura al Nóbel. Y su última compañera fue la estadounidense Carol Dunlop, traductora y fotógrafa, el autor señaló que los mejores años de su vida los pasó con ella. Su muerte precoz lo derrumbó y la sobrevivió apenas un año y pocos meses. Julio Cortázar murió el 12 de febrero de 1984 a causa de una leucemia. Dos días después fue enterrado en el cementerio de Montparnasse.

En abril de 1993 su primera esposa, Aurora Bernárdez donó a la Fundación Juan March de Madrid la biblioteca personal del autor, más de cuatro mil libros, de los cuales, más de quinientos están dedicados al escritor por sus respectivos autores y la mayoría de ellos poseen numerosas anotaciones del propio Cortázar.

En el año 2009 el español Carlos Álvarez, un ferviente admirador de Cortázar, pidió ayuda a Bernárdez para su Tesis y en una vieja cómoda encontraron lo que se transformaría en la última publicación de Cortázar: Papeles inéditos. Quinientas hojas cargadas de textos inéditos que fueron luego editados por el mismo español.

El 26 de agosto de 2014 se festejará el centenario del nacimiento de Julio Cortázar, así que, Cronopios, vamos todos juntos a festejar y a rendir homenaje al gran escritor latinoamericano.




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