lunes, 9 de junio de 2014

EL RETORNO DE ZWEIG, Marta Ruiz

El retorno de Zweig

Marta Ruiz

La lengua absuelta

Marta Ruiz escribe sobre Stefan Zweig a propósito de las nuevas traducciones y la revalorización de su obra emprendida por el New York Review Books.

Por: Marta Ruiz

Publicado el: 2014-05-22

Vinculos relacionados

El New York Review Books anuncia que está en marcha un renacimiento de Stefan Zweig, con nuevas traducciones y una revalorización de su obra. Todo ello en el marco de una Europa en la que resurgen viejos conflictos nacionales. El comentario está contenido en una extensa reseña deEl exilio imposible, una biografía de Georges Prochnik sobre ese humanista, europeísta, pacifista y gran escritor e intelectual que fue Zweig.
He leído muchas de sus obras, casi siempre en ediciones de viejo, y una que otra en las reediciones que en buena hora ha hecho Acantilado. Me deslumbra su pluma sencilla, su narrativa sin aspavientos y su gran interés por contar cómo hay instantes que cambian la vida de los seres humanos. También la manera tan exquisita como mezcla el relato con la historia de las ideas. En algunos de sus libros se entrecruzan el ensayo, la novela y la crónica de época. Es el caso de Castellio contra Calvino, un libro sobre la intolerancia en la Europa del siglo xvi, que es a la vez una observación aguda sobre la lucha incesante entre la libertad de pensamiento y el fanatismo.
Zweig es autor de un libro cuya originalidad salta a la vista. Sus Momentos estelares de la humanidad son una manera muy particular de acercarse a la historia a través de instantes que cambiaron la vida de los hombres, o de hombres que en un instante le dieron un giro a la historia. El general Grouchy, por ejemplo, quien en un acto de obediencia, o de mediocridad, llevó a la derrota de Napoleón en Waterloo. O el relato en verso de aquella noche de 1849 cuando un joven militar se salvó de ser fusilado en San Petersburgo. Era nada menos que Dostoievski y aún no había escrito ninguna de sus grandes obras. O la trágica gesta del capitán Scott para descubrir el Polo Sur y darse cuenta, en medio de la cumbre nevada, que este acababa de ser descubierto por una expedición rival.
Como biógrafo fue excepcional. Siempre estuvo tentado por las vidas paradójicas. Retrata a María Antonieta como una niñita atrapada en una red de poderes increíblemente corruptos y circunstancias absurdas y que sin embargo alcanza a percibir lo que le espera con un París que ardía afuera de su palacio. Y la fascinante historia de Magallanes, ese terco navegante que fracasó múltiples veces, y que murió linchado por los indios en Filipinas sin saber aún que ese viaje insólito por el Pacífico que le costó la vida, sería la prueba reina de que el mundo es redondo.
Zweig era un maestro usando el relato para hablar de las grandes ideas que transforman al mundo. En La curación por el espíritu muestra los orígenes erráticos y difíciles del psicoanálisis a partir de quienes, como Mesmer, probaron la hipnosis y otros métodos de sugestión sin los cuales a lo mejor Freud no habría llegado al concepto de inconsciente. EnLa lucha contra el demonio expresa su fascinación por el genio artístico y la llama autodestructiva que a veces le acompaña: Hörderlin, de quien dice, se acabó como poeta cuando se dejó influenciar por la academia; Von Kleist, cuyo excesivo romanticismo lo llevó a la muerte; y presenta a un Nietzsche incomprendido por su época y agobiado por el tormento físico.
Las novelas de Zweig son inquietantes frescos sobre las verdades que encierran vidas aparentemente comunes. En su libro más popular, 24 horas en la vida de una mujer, muestra cuán impredecibles son los caminos de la felicidad doméstica. Y en Amok el instinto de la violencia aparece como un terreno sombrío, que nos acecha a todos.
Por supuesto El mundo de ayer, su autobiografía, es su obra maestra, y me ha marcado tanto que en el pasado le dediqué toda una columna. En ella pasamos del esplendor de una Europa en paz, a la degradación de una guerra que parece no tener fin. Zweig se suicida a los 53 años en Brasil, aterrado por haber perdido el mundo que conoció.
Ahora, que desde el viejo continente el fantasma de la guerra asoma de nuevo, nos dicen que Zweig también está de regreso. Como un antídoto de humanismo contra la insensatez que reina.

1 comentario:

  1. Comparto tu opinión de este escritor que admiré y leí en muchas de sus obras.
    Un grato recuerdo que tengo de él.
    Saludos amigo
    ROBER

    ResponderEliminar