martes, 10 de junio de 2014

IMAGENOLOGÍA DEL HOMBRE VICTORIOSO, Gustavo Adolfo Becerra

Imagenología del Hombre Victorioso

Gustavo Adolfo BecerraPublicado: 22 mayo, 2014

Desde antes de nacer tratamos de Advertirte
los Peligros de tu Oficio, pero no abriste la Puerta.
Ni a tu paso dejaste señales en el Bosque. Cuando
quisimos abrazarte nos encontramos con un Poema
a medio construir y una Ciudad sin Habitantes.
Acerca de estos Universos llenos de Riesgos
en otras lenguas, te hablaron otros Autores: duda
del Aforismo porque ninguna certeza sostendrá
el tiempo y porque estamos descalzos no confíes
en el Paradigma. Porque estabas con la cabeza
metida en las nubes, no escuchaste.
Sé que las Palabras rotas las recogiste del suelo,
cuidaste sus heridas e hiciste con ellas nuevas
palabras que sirvieron de Refugio y Resistencia.
También sé que cuando nadie cantaba, compusiste
canciones acerca del Mundo imaginado que llenaron
de Himnos los silencios y dolores del Mundo.
La Vida no es como la soñaste. Pasaron bala
y la dejaron caer al Nicho que la percute.
Te advierto que aunque no conozco de armas
están en condiciones de disparar y Hacer Fuego.
No gastes tu tiempo explicándome el por qué
no tuviste acceso a los Fondos Concursables.
Fuiste ingenuo, poeta, ahora frente al Pelotón
el Arrepentimiento sólo es un Acto de cobardía.
Como era tu azul deseo: te quedaste sin Imprenta
nacional. Para re-orientar el rumbo de las Cosas
pediste algunas llamadas de Teléfono que nadie
realizó, también gestos de solidaridad extrema
sólo para volver a creer y aunque era evidente
siempre hiciste una lectura bondadosa de esos
egoísmos. La Paloma de Fuego que voló los Cuatro
puntos cardinales, no existe. Lo que viste volar
en tu propio amanecer, fueron las Obstinaciones
del hombre que sembraba Agua en el Río.
Aunque parezca Imposible, en pocos momentos
todo se convertirá en cenizas. Sale Humo
de tu cuaderno fiscal de Cuarenta Hojas y tu Escritura
terminará por desaparecer porque sólo fue
fijada, aún entrando en la vejez, con amorosa
ternura de Estudiante. La Rectitud que Iluminó el Camino,
ahora es una Referencia borroneada en el Mapa.
Tampoco exhibirás la Rectitud como Capítulo
–vivido, leído y asimilado- del Libro de Ética.
Roto el Pantalón, visible el Tiempo del Despojo.
Evidente el manotazo y su Huella en la Mejilla.
Ahí, donde estás ahora, tímido, acurrucado,
lleno de miedo, te querían y así te tienen.
Léete, hermano, contra el Muro antes que tu Propia
mancha / te quite el Corazón. La cuestión no es sólo
sembrar Rosas sino protegerse de sus Espinas.
A esta hora el único acto heroico es alcanzar
el Horizonte, pero mientras lo intentas en tu ventana
los enemigos instalan explosivos. Bajo esa Línea
de Fuego quieren verte salir con las Manos en Alto
y –según creo- exigirte la Rendición: el repliegue
del amor a su último reducto y el despliegue total
de las Banderas Blancas. Dejamos que Otros subieran
al Estrado y este es el Precio. A vista y paciencia
de los Productores del Carnaval, distribuyen el Toro.
El Viento azota la Casa en toda su Extensión
y araña con su envergadura pedagógica, haciéndote
caer. Conocemos su Golpe por eso sentimos
miedo y nos escondemos bajo su Ala, gritando
como recién llegados al Mundo. Los Techos de zinc
golpean sus Copas contra las Constelaciones
y algunas latas, desclavadas y ebrias, se liberan
de sus Estructuras, en busca de la Madre que los parió.
Con la máxima Ternura posible o sin ella, poco
importa a esta altura del Poema, metiste las manos
en la Hoja en Blanco, creyendo que era  un Acto
sagrado de Modelación de Espíritus y Trascendencias
y no era así, por eso debes resistir la Reacción
de los Opuestos y aguantar la Respiración aunque
te hundan la cabeza en la Mierda. No quiero
que este Texto se constituya en un Ente regulador,
pero cada Poema tiene Precio en los Bienes de Consumo.
Si soñaste que eludías el Sistema / tendrás tiempo
de aceptar porque muchos entregan las Armas antes
de iniciar el Combate. No puedo decirte quiénes son
porque cubren sus rostros. Aunque me molesta recordarlo:
siempre hubo voluntarios para las pegas sucias.
Si pensaste que era gratis habitar estos Planetas
sin escritura y amar -por sobre todas las cosas- la poesía,
debo decirte que te Equivocaste. Te cobrarán hasta el Vaso
de leche que bebiste, junto al medio litro de Aire
que respiraste cerro arriba cuando sentiste que la libertad
del Universo te pertenecía y que sin preocupación podías
caminar con las manos en los bolsillos, silbando Parques
y demonios, confiado que de las cenizas de una sociedad
podrida / se levantaría el Hombre victorioso.

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