Antonio Acevedo Linares - Bucaramanga, Colombia
Escritor - Poeta - Catedrático - Director: CULTURARTE
POETICA DE LA CIUDAD
Una ciudad sin poesía es la anticiudad.
Autor: Rogelio Salmona
Una poética de la ciudad es el contenido de esta antología compilada por el escritor Gabriel Ayala Pedraza(Sic Editorial, 2006). La ciudad como el imaginario del poeta y de la literatura y su relación de odio, amor o fracaso con sus calles, sus árboles, sus plazas, sus edificios en una poesía urbana en la mejor tradición de la poesía moderna.
Desde Charles Baudelaire la ciudad ha sido cantada por los poetas, desde cuando Paris era capital del mundo y por sus callejones vagaba el poeta maldito. Octavio Paz ha afirmado que Baudelaire es el primer poeta moderno porque es el primero que tiene conciencia de la función crítica de la poesía.
Es la ciudad de Cavafis, Alejandria que inmortalizó en su poesía con sus muchachos que respiraban junto a su cuerpo desnudo. La ciudad atardecida con la sombra de sus edificios y su luna llena en las noches de invierno en el croquis de la poesía universal, nacional y regional.
Pero la ciudad no es solamente sus calles y plazas y edificios, la ciudad es un estado de ánimo del corazón de quienes la habitan, una atmósfera, un paisaje, es la ciudad soñada por la magia de la poesía. La palabra proviene del vocablo latino civitas, que se refería a una comunidad autogobernada. En la antigua Grecia se denominaba a este tipo de comunidad independiente con el término ciudad-estado 1.
ESTA CIUDAD
Por: Enrique Chaparro
Esta ciudad
la que nos habitó
conocida en todas las bitácoras
como el “lago incendiado”
por sus altos minares
sus mujeres tan suaves
como la arena presurosa
y sus mercaderes
en cuyos ojos arde la codicia.
Ah, ciudad poderosa
que como este desierto que nos traga
tapiaste los oasis
y todos se inclinaron ante ti.
Pero tus enemigos te robaron tu luna
ese remo de plata que besaban los locos
cuando sedientos de pasión
bajaban a las plazas
a beber y a danzar
y a maldecir tu gloria.
La ciudad como escenario e imaginario tienen en la poesía moderna su fuente de más profunda creación, la ciudad imaginada es la misma ciudad soñada de la creación literaria, a veces más verdadera y real que la ciudad que se esconde o ignora y que no está incluida en los planes turísticos. La mirada de la poesía, no obstante, sobre la ciudad quiere recrear ese paisaje y hacerla más visible desde la imaginación con una carga poética que la haga más humana y vivible.
Desde las ciudades invisibles de Italo Calvino en la que construye un itinerario por ciudades imaginarias a partir de los viajes de Marco Polo, la ciudad es una construcción de la imaginación, que palabra a palabra como ladrillo sobre ladrillo se va edificando desde la literatura.
En la ciudad habita la casa y en la casa habita el hombre y en el hombre habita la palabra que la sueña. El poeta sueña la ciudad porque la ama o también porque tiene una relación de amor y odio y quiere exorcizarla en la palabra, ese hábitat de la ciudad que es también el hábitat del hombre.
NORTE Y SUR
Por Ricardo Nieto
En algún lugar del sur
mientras se construía un barrio
hubo una venta de guarapo.
No había sombra
sino para cinco obreros
dos estudiantes
dos perros
y su dueño.
El barrio se terminó
de construir.
La venta de guarapo
desapareció con él
también su dueño
y sus dos perros.
De los cinco obreros
no supimos nada más
de los dos estudiantes
uno es arquitecto
y el otro ingeniero.
La ciudad ahora es
sólo Sur
El Norte ?
Allá
llevan a matar
la gente.
La ciudad con sus inmigrantes, sus colonias, sus zonas de tolerancia, sus cafés y moteles, sus vendedores ambulantes, estratificada y vigilada por las cámaras de seguridad. La ciudad sórdida de callejones peligrosos y bares donde se muele un tango o una ranchera, la de los niños hambrientos que duermen a las puertas de los bancos, la de las prostitutas y travestís que esperan en una esquina a sus clientes, la del vendedor de lotería o manzanas, la de los talleres de mecánica de hombres grasosos y oscuros de hollín, la de los embotellamientos de automóviles a mediodía, esa misma ciudad a la que el poeta mexicano Efraín Huerta declara su odio.
Te declaramos nuestro odio, magnifica ciudad.
A ti, a tus tristes y vulgarísimos burgueses,
a tus chicas de aire, caramelos y films americanos,
a tus juventudes ice cream rellenas de basura,
a tus desenfrenados maricones que devastan
las escuelas, la plaza Garibaldi,
la viva y venenosa calle de San Juan de Letrán.
La literatura como construcción de mundos o universos mediante el lenguaje tiene en la ciudad su más moderno tema de creación porque la existencia humana fundamentalmente transcurre en la ciudad, que es donde se alimenta su creador para dar origen a sus textos literarios, no obstante, la literatura que se ocupó del campo dejó obras maestras, como la de Juan Rulfo, que es una de las más bellas creaciones.
En mi poesía he intentado retratar o recrear la ciudad en donde vivo y también las ciudades visitadas o revisitadas. La ciudad junto al mar, la ciudad a orillas de un río, la ciudad de calles empinadas y empedradas, la ciudad de la neblina, la ciudad que amanece y anochece entre las montañas etc.
BAJO LA LLUVIA
El hombre que escribe
éste poema es el que ahora
camina por esas calles
de su ciudad de parques de niños y agua
y que se detiene en ésta página
para escribir la ciudad
en la que bajo los semáforos
también se detiene en una esquina
la de casas de tejas rojas, la de olorosos
árboles de eucaliptos, la de las palomas
y las hormigas, la de las palmeras
y las muchachas, la de las cigarras
y las golondrinas, la ciudad que
escribe como camina
la ciudad del hombre bajo la lluvia.
El poeta que todos llevamos por dentro, lleva también una ciudad dibujada en su corazón, que es la misma donde por primera vez hizo el amor, vivió la infancia o conoció la muerte. La poesía ha salido a la calle y ha visto recorrer la niebla cuando ha escrito sobre la ciudad. Cada ciudad ha tenido a su poeta que le canta con furia o ironía, como a la Cartagena de Luís Carlos López o la que cantó con ternura y nostalgia Aurelio Arturo en su morada al sur, una ciudad soñada como un país.
A BUCARAMANGA
Por Raúl Moreno Jerez
Después de recorrer tus dulces calles
de alimentarme con toda la basura que botas
de pastar tu ruina de semáforos y pitos
recorro tu corazón Bucaramanga
inocente y sencilla como la flor de anturio
temerosa y caliente como la luz de las terrazas
tu luna te alumbra tímidamente
y eres absolutamente lúdica
te trasnochas al ritmo de rancheras y vallenatos
y enfermas cuando la sinfónica nacional toca en tus salas
eres ignorante y facilista
alimentas una masa inclemente de burócratas
que roban tu riqueza
y dilapidan en viajes interminables a la costa
y baratijas de Medellín
y para amoblar lujosos apartamentos
llenos de artesanías y bodegones
y estantes llenos de libros sin leer
y amarguras escondidas en las sábanas bordadas
y soledades que respiran el mismo contaminado
aire de mi ciudad
mi Bucaramanga inocente y fugaz.
Los poetas incluidos en esta antología van desde la visión de la ciudad de Holderlin, Saint John Perse, Maiakovsky, Verlaine, Rimbaud, Allan Poe, Jim Morrison, Guillen, Whitman, Quevedo, Rilke, Borges, Cortazar, Pessoa, Vallejo, Saramago, Cardenal, Garcia Lorca, etc hasta los poetas nuestros como Luis Vidales, Charry Lara, Roca, Maya, Luís Carlos López, Barba Jacob, Quessep, Maria Mercedes Carranza, Mario Rivero, etc junto con los poetas de nuestra aldea como Ernesto Camargo Martínez, Julio Gómez, Enrique Chaparro, Antonio Acevedo Linares, Ricardo Nieto, Raúl Moreno.
MACARABUNGA
Por Julio Gómez
Ciudad, enjambre de desarraigo
tajado por dos arroyos secos
poblada de pasos expulsados por el sobresalto
y arrojados al latifundio de la tristeza viva.
Crece vientre deforme con geografías
borradas por el miedo
ayeres de nube degollados por la noche de los mil días
y borrados por el vértigo de cristales fugitivos.
Palpo la piel de los días, remendados a la deriva
con la pinza del despojo
y un sordo jadear de formas y sonidos envuelve
las construcciones como un abanico
de colores rencorosos
levanta el brazo, cadáver de ala
arregla las poleas del aire, operario del sueño
vocifera la ortopedia de la fábrica
apuntala el tropel de la obediencia.
Labro mi máscara con creencias descompuestas
camino por el zaguán de la niebla que
desemboca en el muladar del olvido
antiguo vecindario de la calle 45 amarrado
a la última lágrima, desfiladero de epitafios
donde yace el fruto triturado por la nada
manicomio de luces petrificadas
con camisas de fuerza
doblo el ocaso y los barrotes enjaulando
los vientos con el visado de la infamia.
Perdí mi lengua de paladear derrumbes
esquivo la traición subvencionada
enquistada en la esquina
los tabuladores del gesto emboscan
la huella vagabunda
cuando te asomes al mundo respira delgado
el silencio está plagado de fuegos y puñales.
La poesía hace vivir a la ciudad y la ciudad vive en la poesía como la poesía recorre la ciudad como la niebla. El poeta o el hombre común y silvestre recorren la ciudad con furia y la maldicen pero también la enamoran como a una hembra que aman sobre la hierba o en las bancas de los parques públicos. La relación entre poesía y ciudad determina una visión moderna de la literatura, una sensibilidad nueva al afrontar el quehacer poético con una nueva mirada en tanto la ciudad se va transformando y en ese sentido también se transforma la sensibilidad que la escribe. Con el establecimiento de nuevas formas de transporte el ritmo de las ciudades cambia como cambian los hábitos sociales y quiénes la escriben, la pintan o la fotografía tienen en ese renovado paisaje de la ciudad un material nuevo para la creación poética y artística.
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